
Faustino Mollinedo García (“Faustino”, como lo conocíamos en el CIB), gallego de nacimiento, pero madrileño de adopción, falleció repentinamente el día 3 de marzo de 2025, sólo unos días después de su jubilación.
Licenciado en Ciencias Químicas por la Universidad Complutense de Madrid (1977), Faustino comenzó su carrera científica en el CIB (entonces en la calle Velázquez 144), donde realizó su tesis doctoral bajo la codirección de Emilio Muñoz y Vicente Larraga (1982). Posteriormente se trasladó, primero al laboratorio de Donald L. Schneider en Dartmouth Medical School (1982-3), donde identificó un nuevo gránulo citoplasmático (gránulo terciario) en neutrófilos humanos, y luego al New York University Medical Center, donde se inició en el campo de la señalización celular en el sistema inmune. En 1986 obtuvo la plaza de Científico Titular y estableció su laboratorio en el CIB. Uno de los autores de esta reseña (J.B.) fue su primer doctorando allí.
Faustino obtuvo la plaza de Investigador Científico en 1988 y, en 1994, siempre buscando nuevos desafíos, desplazó su laboratorio a Valladolid, al Instituto de Biología y Genética Molecular (IBGM), donde permanecería hasta 2000. En ese año se mudó a la vecina Salamanca, al recién creado Centro de Investigación del Cáncer (CIC). En 2002 alcanzó el grado de Profesor de Investigación. Fiel a su temperamento inquisitivo e inquieto, Faustino regresó a Madrid en 2017, de nuevo al CIB (aunque en este caso ya al actual de la calle Ramiro de Maeztu) junto con su esposa e inseparable colaboradora Consuelo Gajate. Allí permaneció hasta su jubilación hace tan solo 10 días. Y es que Faustino había nacido un 23-F y era muy dado a hacer bromas con la coincidencia de su fecha de nacimiento y la de aquel acontecimiento que ocurrió tal día de 1981.
A lo largo de su carrera científica, Faustino hizo contribuciones importantes en áreas como la biología de neutrófilos, las balsas lipídicas, los mecanismos moleculares de la señalización mediada por lípidos o la apoptosis como diana en la terapia del cáncer. Así, por ejemplo, su laboratorio identificó la translocación de Fas/CD95 (death receptor) en los dominios de membrana de las balsas lipídicas como un nuevo mecanismo de regulación de la apoptosis. Este hallazgo pionero desveló las balsas lipídicas como una nueva diana en la quimioterapia del cáncer. Además, Faustino fue un líder mundial en el campo de los análogos de fosfolípidos con enlaces éter con propiedades antitumorales, identificando varios mecanismos de acción únicos y múltiples aplicaciones biomédicas para estos compuestos. Faustino ha sido autor de más de 200 artículos en revistas científicas (visibles en PubMed) y es reconocido internacionalmente por sus importantes contribuciones científicas.
Desde el inicio de su carrera investigadora en el CIB, Faustino ha destacado por su creatividad, motivación, tenacidad, y trabajo incansable y con él se formaron varios científicos relevantes en el campo de la Biomedicina. Durante sus últimos años en el CIB, los que estamos en la primera planta lo veíamos trabajar con la misma ilusión que cuando era joven, y siempre mostrando su sonrisa, su trato afable, su gran calidad humana, y su disposición a ayudar.
Con Faustino se marcha un gran investigador y una gran persona que ha sido una parte importante de la historia del CIB, y desde aquí queremos enviar un cariñoso recuerdo a su esposa Consuelo y a sus hijas Cristina e Irene.
Carmelo Bernabeu (CIB-CSIC, Madrid)
Jesus Balsinde (IBGM-CSIC, Valladolid)